lunes, 30 de septiembre de 2013

Del VHS a la tablet

Recuerdo que cuando yo era pequeño me gustaba mucho Aquamán o La Liga de la Justicia. Esos eran mis dibujos favoritos. Era una época distinta, no teníamos tantas opciones, el cable no era un producto muy frecuente aquí, más bien un servicio bien diferenciado y uno no tenía tanta variedad de señales. Los niños no estaban superestimulados con tecnología como lo pueden estar hoy. Es otra cosa lo que hay que hacer, estos niños de hoy ya nacen con el celular en la mano y una tablet en la otra. Una tablet, jamás yo me hubiera imaginado que podría existir tal cosa alguna vez, algo como una tablet. Se hubiera tratado de un elemento extraño. Un elemento traído por los extraterrestres, de otro galaxia, más bien. Un mundo ajeno, como el de los personajes de esas películas que uno veía cuando era pequeño. Y cómo se veían, bueno, uno iba al video club y alquilaba un VHS. Sí, una cinta magnética, en la que se podía avanzar y retroceder, pero donde cada tanto las cintas se rompían. Siempre había un fragmento que no se veía bien. Algún cabezal empastado que rompía una parte de las cintas o alguien que le grababa Canal Trece o Telefé encima. Y no existía Internet, quién se hubiera imaginado que se podía ver una película a través de algo llamado internet. Y en calidad HD o Súper HD. Una cosa muy rara. No lo hubiera creido, o sí, yo siempre fui un tipo crédulo. Siempre solía creerle a las personas. Y a veces se dice la verdad y otras tantas la gente miente. Lo cierto es que tenemos hoy este dispositivo y que ya no existen más los videos clubes. Aunque algunos de ellos quedan en algunos barrios, todavía se mantienen. Con algunos clientes que, vaya a saber cómo, todavía no escucharon de Internet.